Ernesto no podia dormir, imaginar que el amor de su vida se acostaba con otro le marchitaba el corazòn pero nada podia hacer... solo dejar de pensar, de imaginar y suplicar entre sus sabanas que aquella tortura terminara. Y asi pasaron meses y años hasta que la volvio a ver mientras viajaba en el metro, ella ya con un niño entre los brazos... entonces sin saberlo ni sentirlo sus ojos se cerraron y se dedico a dormir por y para siempre...
1 comentario:
Valedor... creeme, las drogas destruyen! Jajajaja, no es cierto, en verdad yo hago historias solo de ver cosas y gente en la calle; hasta diálogos hago y termino solo riendo al entrar de nuevo al subterráneo inconsciente. Te mando un fuerte abrazo!
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